Cuando me veo y toco yo, Juan sin nada no más ayer y hoy Juan con todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de andar por mí país, dueño de cuanto hay en él, mirando bien cerca lo que antes no tuve ni podía tener, zafra puedo decir, monte puedo decir, ciudad puedo decir, ejército decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros y un ancho resplandor de rayo, estrella, flor. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de ir (es un ejemplo), a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero, como se dice en español. Tengo, vamos a ver, que siendo un negro nadie me pueda detener, a la puerta de un dancing o de un bar o bien en la carpeta de un hotel, gritarme que no hay pieza, una mínima pieza, y no una pieza colosal, una pequeña pieza donde yo pueda descansar. Tengo, vamo sa ver que no hay guardia rural, que me agarre y me encierre en un cuartel, ni me arranque y me arroje de mi tierra al medio del camino real. Tengo que como tengo la tierra tengo el mar, no country, no jailaif, no tenis y no yatch, sino de playa en playa y de ola en ola, gigante azul, abierto democrático: en fin, el mar. Tengo, vamos a ver que ya aprendí a leer, y a contar, tengo que ya aprendí a escribir, y a pensar, y a reir, tengo que ya tengo donde trabajar y ganar, lo que me tengo que comer, tengo, vamos a ver, tengo vamos a ver, tengo, lo que tenía que tener.