Tú querías una canción,
querías una balada eterna que te viera envejecer,
que te vistiera temprano
y te desnudara al anochecer.
Tú querías una canción,
una demasiado lenta y que hablara de amor.
Que durara por siempre
y que no dijera adiós...
Yo te canté una simple canción de invierno
para soñar esperando que volviera el sol.
Yo no hice más que una suave canción de invierno.
Nunca dije de cantarla los dos.
Nunca dije para siempre.
Oíste armonías imaginarias.
Soñaste melodías que a mi me ataban
para llenar el vacío en tu canción
pero yo ya no estaba.
Yo te canté una simple canción de invierno
para soñar esperando que volviera el sol.
Yo no hice más que una suave canción de invierno.
Nunca dije de cantarla los dos.
Nunca dije para siempre.